Diego Peretti: “El poder intoxica y desfocaliza”
El encanto a veces tiene que ver con lo inesperado y Diego Peretti no se ampara nunca en lo previsible. Por estos días la rompe en el teatro con “El jefe del jefe”, una impensada comedia de Lars Von Trier, espera el estreno de “Lo dejamos acá” junto a Ricardo Darín y el de otras dos películas con Joaquín Furriel, “Risa” y “Consumidor final” donde se reencuentra con el guionista de «Los Simuladores», Patricio Vega.
Pero antes llegará a los cines “La muerte de un comediante”, su esperado debut como director junto a Javier Beltramino, donde Peretti se entrega a la fantasía definitiva: rodar una película producida por la Comunidad Orsai gracias al aporte de 10.190 socios, protagonizarla, filmar en Bruselas y en Buenos Aires, homenajear a “Tintín” creando el personaje de Bombín, amar a los periodistas que persiguen la verdad además de rendirle tributo al cómic, a Amelie y por qué no, a “Taxi Driver”. Allí es Juan Debré, un actor que frente al inminente final de su vida decidirá comprobar si es capaz de un acto heroico real. Le tenemos fe, lo mismo que a esta nota, porque nos sentamos a hablar de cine con Peretti y la entrevista se vende sola.
Noticias: Una curiosidad, ¿por qué en la historieta de Bombín, que es el centro de la película, aparece una referencia a Travis Bickle, el personaje de Robert de Niro en “Taxi Driver”?
Diego Peretti: Te diste cuenta (se ríe) Es una cita. No soy nada original, pero “Taxi Driver” me ha marcado desde joven muy profundamente. El hecho de que ese tono hiperrealista, urbano, que tiene la película de Scorsese irrumpa en otro universo con tintes más de cómic, juguetón, casi infantil, es también una manera existencial de contar la historia.
Noticias: Su personaje es alguien que no sabe si va a ser capaz de cometer un acto heroico y en algún punto Travis Bickle en “Taxi Driver” también persigue lo mismo ¿Cuándo le decimos a un actor “hoy te convertís en héroe”?
Peretti: (Se ríe) Creo que ser actor es jugar un poco con la noción de lo heroico, de torcer el destino de la vida cotidiana sin poner el cuerpo realmente ni sacrificarse para lograr el bien de otra persona. Me parece que el tema del miedo a la muerte o al sufrimiento hace que el heroísmo quede como una utopía y a veces no nos damos cuenta de lo heroicos que podemos ser en la vida cotidiana. Mi personaje de “La muerte de un comediante” siempre soñó con ser un héroe en términos épicos y por eso se hizo actor, para vivir esa fantasía, creo que me salió contar esta historia porque de chico envidiaba a los actores que se reflejaban como héroes en el cine…
Noticias: Necesitamos nombres
Peretti: Uf, ¡son varios! Rodolfo Beban en “Juan Moreira”, por ejemplo. Cuando vi la película tenía 12 años y realmente me impresionó, incluso sin entender mucho la trama cercana al western. Esa cosa noble que emana Moreira, por más que sea un pendenciero, la ética personal que tiene y mantiene sin traicionarse me conmovió. También me pasa algo similar con los personajes de Federico Luppi en “Tiempo de revancha”, “Últimos días de la víctima”, “El arreglo” o “Un lugar en el mundo”, cuando vi esas películas ya era más grande, pero sus criaturas tienen una nobleza campechana, no transan, mantienen los valores que mamaron en su familia. En ciertas cosas veo reflejado a mi padre, él tenía eso de una manera más anónima y solapada, mi madre también.
Noticias: ¿Se requiere valentía para pelear por lo que uno siente?
Peretti: Sí, porque se sufre, ¿sabés quién encarnaba extraordinariamente bien eso? Ulises Dumont. Ese sufrimiento intransigente de los personajes que no pueden con su alma era un arte en él. Algunos tenían más corrido el límite moral, como el que hizo en “Los enemigos”. ¿Te acordás de esa escena donde consigue un papelito en una película de Sergio Renán y tiene que tomar alcohol en un bar, pero se equivoca y la repite diez veces, cada vez más borracho, sacado?, ¡Es magistral! Sus personajes se plantean una contienda personal y moral muy noble también. Como mis ídolos del cine yanqui: Marlon Brando, Al Pacino, Robert de Niro tienen esa cualidad en sus interpretaciones.
Noticias: Ahora hay menos espacio para la contradicción, todo es guita, ganar o perder. Incluso quienes trabajan por una sociedad más justa son puestos en duda, ¿lo ve así?
Peretti: Bueno, a diferencia de esa percepción generalizada, yo creo que lo heroico pasa por lo social, por las personas que se ocupan de mejorar o acrecentar los derechos de la gente más pobre. Como yo fui médico, pude ver en el hospital a profesionales realmente re anónimos dueños de una grandeza épica, también ejercí la docencia y me pasó lo mismo, doy fe porque lo viví de primera mano y no hay ningún fin ulterior. Cuando estuve en la política universitaria acompañando al Partido Intransigente, te estoy hablando de la apertura democrática en la Facultad de Medicina, había militantes políticos de una fuerza y de un convencimiento genuino, quiero creer en que siguen existiendo. No son personajes visibles porque lamentablemente no llegan a ocupar lugares de decisión, o si llegan se trastocan.
Noticias: ¿Eso pasa porque el poder termina manejando a quien lo ejerce?
Peretti: Sí, porque a pesar de que la democracia es el mejor sistema que tenemos, el poder intoxica, desfocaliza, te corre. El poder es un tema no resuelto, ahí se ve el techo de la capacidad humana para progresar históricamente. Ha transmutado en diferentes formas, pero la manera de ejercer el poder por parte del ser humano es depredatoria, expansionista y no tiene colores. Tampoco hay memoria, las nuevas generaciones viven pegadas a los cambios, pero parece que no almacenan con sentido histórico y crítico, vamos hacia la autodestrucción como sociedad. Por eso mismo hoy los actos morales y éticos adquieren un valor muy grande.
Noticias: El otro día vi en Instagram una historia de Wim Wenders, tenía una versión del cartel “No alimente a los animales” que decía “No alimente a los narcisistas”, ¿lo necesitamos?
Peretti: (Se ríe) ¡Y cómo, qué grande! Es un síntoma de época, hay algo desbordado del ego, de lo material, de no entender qué significa vivir en consonancia con el contexto y a la vez hay una especie de resignación vital. No se dan cuenta de que de acá no vamos a llevarnos demasiado, el diálogo con la muerte se está dando de una manera poco espiritual, absolutamente material y morir inevitablemente significa perder. Me pongo escéptico a veces porque el mundo me genera mucha incertidumbre, me pasa desde siempre, pero ahora con la hipercomunicación se ven muchos los hilos.
Noticias: ¿Cuando la realidad parece una distopía, se resignifica la ficción?
Peretti: Creo que sí, y ahora que lo pienso quizás sea uno de los motivos por el que me apasionó ser actor, no soy una persona que haya explotado el tema del éxito vanidosamente, nunca pasó por ahí. Me parece que el atractivo irresistible que ejerce este oficio en mí es que me encanta contar historias, me fascina la emoción que provoca en el público una historia bien contada. También lo vivo desde el otro lado, nada me gusta más que estar 10 cuadras pensando en lo que acabo de ver como espectador, por eso soñaba con ser artífice de ese efecto en la gente. Hacer una ficción como actor o como director es vivir dentro de una historia que no existe, que no es material, que es abstracta y subjetiva. Te aparta de la realidad, pero a la vez se quedará a vivir con el espectador para siempre, es una linda responsabilidad porque alguien pagó una entrada para verte y entrar en ese otro mundo que le proponés. Tengo la suerte de vivirlo a diario, del teatro salgo mejor de lo que entré, ¡es como hacerme un lifting! (risas)
Noticias: En “La muerte de un comediante” se lo ve manejando una Vespa y pensaba en la que usa el director italiano Nanni Moretti. Moretti… Peretti… ¿hubo un homenaje ahí?
Peretti: (Se ríe) Puede ser, ¡me gusta mucho Moretti! Confieso que vi menos cine italiano que yanqui, pero me encantan sus grandes actores.
Noticias: Pensaba que en la película «Aprile», Nanni Moretti discute con la pareja si su futuro hijo se llamará Roberto como De Niro o Alfredo por Pacino. ¿La última pregunta es Pacino o de Niro?
Peretti: Bueno, ¡qué problema! Me dicen que me parezco a Al Pacino en algunas fotos, en la impronta, qué sé yo. Es un dilema esto de Pacino o De Niro, te diría que depende de la película, los dos son enormes, creo que de Niro es más caracterizador y Pacino pone todo en la personalidad, pero ambos jerarquizan la profesión y eso me lo tomo muy en serio. Te voy a contar algo, a mí me gusta escuchar sus voces, pero me distrae el subtitulado, así que desde chico, antes de que yo supiera que iba a ser actor, me quedo embobado viendo la gesticulación, los tonos, evito leer porque no quiero que nada me distraiga. Son estandartes de la disciplina y del fuego sagrado, no importa cuánta fama tengan o cuánta guita cobren. Seguir queriendo que un diálogo tenga verdad, estar a disposición de la historia y de la poética, esa es la escuela para mí.

