Día del Radioaficionado, por qué se celebra hoy y cuál es el rol clave de los “hombres y mujeres del éter”
El 21 de octubre se conmemora el Día del Radioaficionado Argentino, una fecha que rinde homenaje a quienes, desde hace más de un siglo, se comunican a través de ondas de radio con un propósito técnico, solidario y social. Aunque hoy la tecnología ofrece infinitas formas de conectarse, la radioafición continúa siendo un símbolo de independencia comunicacional y una herramienta esencial en situaciones de emergencia.
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El festejo recuerda la fundación del Radio Club Argentino (RCA), ocurrida el 21 de octubre de 1921. Fue el cuarto club de radioaficionados del mundo, después de los de Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Desde entonces, esta entidad se convirtió en la organización madre de la radioafición nacional, promoviendo la formación, experimentación y representación de los aficionados argentinos.
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La fecha fue institucionalizada en la Tercera Convención Argentina de Radioaficionados, realizada en Mar del Plata entre el 4 y el 14 de noviembre de 1950. Desde entonces, cada año se celebra la labor de quienes operan estaciones de radio sin fines de lucro, impulsados por la curiosidad técnica y la vocación de servicio.
Qué es la radioafición y por qué sigue siendo importante
Un radioaficionado es una persona autorizada para transmitir mensajes a través de equipos emisores y receptores, utilizando frecuencias específicas otorgadas por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM). Esta práctica no persigue fines comerciales: su objetivo es el aprendizaje, la experimentación y la cooperación en la comunicación.
Los radioaficionados se organizan en radioclubes y deben contar con una licencia habilitante, obtenida tras aprobar cursos y exámenes teóricos. Existen varias categorías —novicio, general, superior y especial— que determinan el alcance de las transmisiones y el uso de determinadas bandas de frecuencia.
El Pase: la curiosidad como motor de la inteligencia
Lejos de ser un pasatiempo obsoleto, la radioafición conserva un valor crucial. En catástrofes naturales, cortes de energía o fallas en las redes convencionales, las estaciones de radioaficionados pueden operar de manera autónoma, estableciendo enlaces de emergencia y colaborando con Defensa Civil, bomberos y fuerzas de seguridad.
Durante terremotos, inundaciones o tormentas severas, las redes de radioaficionados suelen ser las primeras en restablecer la comunicación entre comunidades afectadas. Su función social es tan relevante que la Unión Internacional de Radioaficionados (IARU) tiene protocolos oficiales para telecomunicaciones de emergencia, en los que participan estaciones argentinas.
Una red activa en todo el país
El Radio Club Argentino, con sede en Buenos Aires, continúa siendo el principal referente de esta práctica. Promueve la formación de nuevos aficionados, organiza concursos internacionales y colabora en proyectos educativos y científicos. Actualmente, se estima que en Argentina hay más de 13.000 radioaficionados agrupados en unos 100 radioclubes distribuidos por todo el país.
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Además de la experimentación con antenas y transmisores, muchos clubes incorporaron en los últimos años tecnologías digitales, satelitales y de comunicación vía Internet (como DMR o Echolink), logrando fusionar la tradición analógica con las nuevas herramientas digitales.
De los primeros transmisores al contacto con el espacio
La historia de la radioafición se remonta a comienzos del siglo XX, cuando los entusiastas de la radiotelegrafía construían sus propios transmisores para enviar mensajes en código Morse. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchas estaciones fueron cerradas o intervenidas, pero en la década del 50 la práctica resurgió con fuerza gracias al lanzamiento del satélite Sputnik, cuyo transmisor podía ser captado por radioaficionados en todo el mundo.
Con el avance de la tecnología, los aficionados comenzaron incluso a comunicarse con astronautas a bordo de misiones espaciales. A partir de los años 80, la aparición de nuevos modos digitales permitió expandir los contactos y la experimentación.
Desafíos en la era digital
En la actualidad, los radioaficionados enfrentan nuevos desafíos: atraer a las generaciones jóvenes, preservar las bandas de frecuencia y difundir la relevancia de su actividad. El ENACOM actualizó el reglamento de radioaficionados para incluir modos digitales y satelitales, buscando modernizar la práctica y proteger el espectro radioeléctrico.
Aunque la mayoría de las personas se comunica hoy por internet o telefonía móvil, la radioafición mantiene un rol irremplazable: no depende de infraestructura externa ni de conexión a la red. Su independencia la convierte en un recurso estratégico ante emergencias y crisis.
LV/ff