Desesperación total en Gaza: volcaron camiones con ayuda humanitaria y hubo más de 20 muertos por asfixia y avalanchas
Una nueva tragedia sacude a la Franja de Gaza. En medio del colapso humanitario, al menos cuatro camiones cargados con alimentos volcaron este martes tras ser saqueados por multitudes desesperadas. Los hechos dejaron al menos 20 muertos y decenas de heridos, según informaron autoridades locales citadas por la BBC y agencias internacionales.
Las escenas, que tuvieron lugar al sureste de Deir al-Balah, se produjeron cuando 26 camiones de ayuda humanitaria privada ingresaron al enclave palestino. De ellos, seis fueron saqueados, y cuatro terminaron volcados luego de que centenares de personas se abalanzaran sobre los vehículos, trepando sobre las cargas en movimiento. El pánico, el peso de los cuerpos y las malas condiciones del terreno desataron el caos.
La situación refleja el colapso total del orden público en Gaza, donde incluso las mínimas entregas de alimentos, frutas, productos de higiene o leche para bebés se han vuelto altamente riesgosas. Aunque Israel anunció en julio que permitiría el ingreso gradual de bienes mediante empresas privadas, la falta de un esquema de distribución controlado ha convertido cada entrega en una escena de supervivencia.
El vocero de Defensa Civil en Gaza, Mahmud Bassal, confirmó que el accidente se produjo cerca de la medianoche, en los alrededores del campo de refugiados de Nuseirat. “Cientos de personas esperaban ayuda. La presión de la multitud hizo que los camiones perdieran estabilidad”, explicó.
Conductores que integran la Asociación de Transporte Especial —una organización sin fines de lucro— denunciaron que muchos choferes se niegan a continuar operando debido a los saqueos, agresiones armadas y amenazas que reciben. “Ponemos nuestras vidas en peligro por esto. Ni siquiera tenemos comida ni agua durante los traslados”, relató Ali al-Derbashi, un joven conductor que abandonó su puesto tras ser emboscado y asaltado por una banda armada.
La violencia ya dejó víctimas entre los propios transportistas. El 29 de julio, Ashraf Selim, padre de ocho hijos, fue asesinado por una bala perdida mientras entregaba suministros. Su cuerpo llegó con un disparo en la cabeza al hospital Shifa. El Ejército israelí dijo no tener conocimiento del caso y negó atacar convoyes humanitarios.
Según testigos y ONG internacionales, muchos camiones son interceptados antes de llegar a sus destinos. Parte de la ayuda es luego revendida en mercados locales a precios inaccesibles. Videos difundidos en redes muestran multitudes subidas a los techos de los camiones, arrancando bultos mientras los vehículos siguen avanzando lentamente.
Antes, la distribución estaba parcialmente controlada por la policía de Hamas, que escoltaba los convoyes y arrestaba a revendedores. Pero hoy, con el sistema colapsado, “todo está permitido”, advierten los transportistas. La ONU rechaza que las fuerzas israelíes se hagan cargo de la seguridad, alegando que violaría su principio de neutralidad.
El conductor Anas Rabea relató que apenas cruzó el paso de Zikim, su camión fue rodeado. “Nos ordenan parar porque no queremos atropellar a nadie, pero es una locura: hay gente por todos lados, no se ve nada”, dijo. Minutos después, fue asaltado por un grupo armado que le robó el contenido restante, la batería y hasta el teléfono.
La situación humanitaria sigue deteriorándose. Voceros del Ministerio de Salud en Gaza, controlado por Hamas, informaron que al menos 193 personas han muerto por desnutrición desde que comenzó el conflicto, incluyendo 96 niños. Solo el miércoles se registraron cinco nuevas muertes por hambre.
Más de 100 organizaciones humanitarias advirtieron que una hambruna generalizada es inminente. Acusan a Israel de impedir el ingreso y distribución de ayuda. El gobierno israelí lo niega. El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que “no hay hambre” en Gaza y que Israel no bloquea suministros.
En respuesta a la presión internacional, el Ejército israelí habilitó “corredores humanitarios” en tres zonas del enclave y anunció “pausas tácticas” en sus operaciones militares para permitir el ingreso de alimentos. Sin embargo, las entregas siguen siendo intermitentes, peligrosas y, en muchos casos, inútiles frente al colapso del orden.
La ONU estima que el 90% de la población —más de dos millones de personas— ha sido desplazada desde el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, que dejó 1.200 israelíes muertos y más de 250 secuestrados. Desde entonces, la ofensiva militar israelí ha provocado más de 61.000 muertes en Gaza, según cifras locales.
En ese contexto, el drama de los camiones humanitarios refleja no solo la tragedia de la guerra, sino también el grado extremo de desesperación de un pueblo que ya no espera ayuda: la arrebata.