Descubren que las especies de mamíferos más cooperativas tienen muchos menos casos de cáncer
Una flamante investigación hecha por un equipo de científicos argentinos analizó y comparó la prevalencia de los casos de cáncer en diferentes especies de mamíferos superiores. Y comprobó, por medio de precisos modelos matemáticos, que “las especies que comparten hábitos cooperativos tienen una menor prevalencia y un riesgo más bajo de mortalidad por cáncer”.
Entre estas se encontraban elefantes, ballenas, delfines y algunas especies de monos.
Por el contrario, otras especies más “individualistas” y menos proclives a la vida en comunidad de iguales y a sus interacciones sociales (como los tigres, los yaguaretés o los zorros) muestran una tasa proporcionalmente mayor de desarrollo de tumores y enfermedades oncológicas. Y son especies menos gregarias y cooperativas. Además, suelen ser animales solitarios y competitivos territorialmente. Todo esto, según los expertos, tiene importantes consecuencias para el desarrollo de futuros tratamientos contra el cáncer, pero también puede usarse para implementar políticas más efectivas de prevención de diversas patologías oncológicas.
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El trabajo se publicó en la prestigiosa revista científica especializada “Science Advances”.
Evolución cooperativa y salud
Según le detalló a PERFIL el investigador Matías Blaustein, uno de los firmantes del artículo, el título del flamante “paper” es “Coevolución de estilos de vida cooperativos y reducción de la prevalencia de cáncer en mamíferos”. Y aunque está escrito en el escueto lenguaje de la comunicación científica, sus resultados son significativos.
Básicamente, comprobaron que las especies animales que evolucionaron hacia la sociabilidad, que viven en grupos y que dedican una cantidad de tiempo al cuidado de congéneres, a la interacción positiva, al cuidado cooperativo de las crías y de otros individuos del grupo. Esas son, justamente, las especies que proporcionalmente menos casos de cáncer desarrollan”.

Este equipo de científicos está intentando comprender cuáles son los “determinantes” sociales y ambientales relacionados con la aparición de un proceso tumoral. “Es decir, no solamente en sus aspectos biomédicos, sino que nos interesa mucho todo lo que tiene que ver con salud pública y en esto también es posible aprender cosas positivas del camino evolutivo que tomaron ciertas especies”, aseguraron.
En la menor incidencia del cáncer juegan factores biológicos y moleculares. Pero también parecen entrar, a nivel sistémico, ciertas tendencias sociales “protectoras” de esta enfermedad. Y estas parecen estar muy relacionadas con actitudes de cooperación e interacción social.
“Uno de los grandes corolarios que surge de nuestra investigación es que probamos que las especies de mamíferos que poseen estilos de vida cooperativos, es decir, que se basan en mucha sociabilidad, en vivir en grupos y que dedican una cantidad de su tiempo al cuidado de congéneres, a tener interacciones positivas, a ser cooperativos con las crías y con otros individuos, parecen ser más saludables. Al menos esas son, justamente, las especies que tienen menos casos de cáncer”.
Esta tendencia donde la sociabilidad era característica y había muy pocos casos de neoplasias registradas, la comprobaron analizando especies de cetáceos, como delfines, marsopas y ballenas. También entre los elefantes o los murciélagos que viven en grupos. Otros casos similares fueron las ratas topo, que son una clase de roedores sociales que conviven en grandes grupos. Son muchos ejemplos concretos de especies que cumplen con este patrón saludable, “incluyendo también algunos primates más ‘cercanos’ a los humanos, como los monos ‘ardilla’”.

¿Cómo se explica que la vitalidad “cooperativa” en una especie prevenga numerosos casos de cáncer?
“No hay una causa directa entre uno y otro tema”, explica Blaustein. “Nosotros pensamos que es posible pensar en ambos como una coevolución paralela de diversos mecanismos biológicos de resistencia al desarrollo tumoral y el desarrollo de un estilo de vida cooperativo. Podemos especular que probablemente en la evolución la aparición de algunas variantes genéticas que predisponen a tener resistencia al cáncer aparece en forma simultánea con cambios a nivel genotípico y fenotípico que hacen que esas especies sean más sociales”.
Aplicaciones futuras
“Hay que destacar que comenzar a cooperar con otros no significa que vamos a desarrollar un mecanismo de prevención inmediato”, aclaró Blaustein. “Las cosas no son directas ni lineales. Pero sí está claro que la agenda de investigación global en temas de cáncer debería incluir este tipo de descubrimientos, porque con más y mejor prevención efectiva, mucha menos gente desarrollaría algún cáncer”.

EQUIPO. El team de investigadores argentinos que hizo este estudio que abre caminos innovadores en tratamiento y prevención.
Si bien este “paper” es un trabajo de investigación “básica”, sus conclusiones tienen posibles aplicaciones para la biomedicina y para las terapias contra el cáncer, explicó Blaustein, que integra el staff del grupo especializado en “Biología de Sistemas y Filosofía del Cáncer”. Y explicó: “Básicamente, tratamos de encontrar algún tipo de explicación que muestre las relaciones entre ciertas variables que puedan haber coevolucionado con diferentes niveles de incidencia o mortalidad por cáncer entre distintas especies de mamíferos”. Este tema pertenece a un campo científico reciente: el de la oncología comparada. Y sus especialistas buscan desentrañar las causas por las que ciertas especies de animales tienen mayor proporción de desarrollos tumorales que otras que tienen una baja incidencia de cáncer. Con esto se podrían desarrollar mejores tratamientos y políticas preventivas.
“Si logramos entender cuáles son los mecanismos moleculares de resistencia a los tumores que han evolucionado en las especies que tienen pocos casos de cáncer, y explicamos por qué son más ‘saludables’ y su mortalidad por este tema es menor, encontraremos posibles aplicaciones terapéuticas concretas y prevención más efectiva en el mediano plazo”, concluyó Blaustein.
