Cuando la desorientación puede ser el mejor camino



Cuando entramos a una librería y buscamos los libros más vendidos en la sección management nos damos cuenta de que son muy pocos los títulos que nos invitan a descubrir la crisis, a sumergirnos en ese terreno a menudo inexplorado, a no tenerle miedo.

La mayoría -y no casualmente son los títulos más exitosos- están focalizados en darnos consejos para salir de ella, sea ésta una crisis profesional, personal u organizacional en el caso de líderes.

¿Será que no vende mucho tener miedo a entrar en la zona desconocida de la turbulencia llamada cambio? ¿Será que sostener un proceso con todo lo que implica lleva tiempo, paciencia, incertidumbre, también dolor?

Esto no les gusta a los autoritarios

El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.

“7 de cada 10 argentinos conoce a alguien que se siente cada vez peor, está deprimida o tiene su vida en crisis”

Cuando no sabemos qué hacer comienza la aventura: el trabajo sobre nosotros mismos.

Cuando no sabemos adónde ir empieza el viaje: el descubrimiento de lo nuevo.

Como si no saber quiénes somos y qué queremos ser y hacer de nuestro futuro profesional fuera una equivocación y no lo que necesitamos. Ese gran desafío de explorar lo desconocido. Darle lugar a lo nuevo. Con tiempo.

Perderse es un estado natural. Es una fase más de los procesos de transformación, tan válida y tan poderosa como cualquier otra. Es un tesoro. Es orgánico.

Como si no saber quiénes somos y qué queremos ser y hacer de nuestro futuro profesional fuera una equivocación y no lo que necesitamos»

Paradójicamente estamos perdidos cuando estamos demasiado seguros, muy inmersos en nuestros propios automatismos. Cuando no hay dudas hay peligro. Cuando nos quedamos quietos y todo parece estancado, repetitivo. Cuando empieza a surgir un murmullo interior que pide algo nuevo y tal vez no queremos escuchar.

La escritora norteamericana Rebecca Solniten en su más que recomendable libro Una guía para perderse a uno mismo escribe que “perderse es la desaparición de lo conocido y la aparición de lo desconocido”.

Algo que no conozco entra en escena. Ese pasillo que va entre donde estaba y adónde aún no sé dónde voy a estar. Si miramos nuestras vidas veremos que nos perdimos una y mil veces. Aunque no haya habido tanta conciencia en cada uno de esos momentos.

Un ejecutivo a quien acompañé expresó una vez que no estaba dispuesto a sostener el proceso de crisis y que elegía quedarse donde estaba. Es que ante un proceso de cambio hay resistencias, hay un proceso de duelo. Y no siempre estamos preparados para transitarlo.

La invitación es a perderse y a soltar los mapas que construimos para abrirnos a explorar nuevos territorios. Con una nueva presencia. Con disponibilidad. Con la sabiduría de los años. Renacer una y mil veces. En modo aprendiz.

*Coach Ejecutivo y Consultora en Comunicación





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