Córdoba: la UTN presentó una herramienta que bloquea estafas digitales en tarjetas
La prevención de delitos digitales cotidianos y la concientización sobre prácticas de seguridad son el eje del trabajo que impulsa un grupo de investigación de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Córdoba, integrado por ingenieros, docentes y estudiantes. Lejos de desarrollar un producto propio, la iniciativa se centra en analizar tecnologías accesibles, ponerlas a prueba y difundir su uso como una capa más de protección para la ciudadanía.
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“Nosotros no hemos hecho un desarrollo de UTN. No desarrollamos un producto”, aclaró desde el inicio Fabián Gibellini, ingeniero en sistemas y director del Grupo de Investigación en Seguridad de Sistemas de Información y Ciberseguridad, GISSIC, especializado en seguridad de sistemas de información y ciberseguridad. “Lo que hacemos es concientización con respecto a los cuidados de seguridad, teniendo en cuenta los problemas cotidianos que tienen las personas”, explicó.
En ese marco, el grupo analizó el uso de fundas protectoras RFID, un accesorio que bloquea la comunicación de las tarjetas contactless mediante el efecto conocido como «Jaula de Faraday». “Lo que generan estas fundas es una incomunicación total entre la tarjeta y cualquier dispositivo de lectura, como un aparato de cobranza o un celular con NFC”, detalló Gibellini.

Para verificar su funcionamiento, el equipo realizó distintas pruebas técnicas. “Las probamos con aparatos de cobranza comerciales, con celulares que tienen NFC y también con Flipper Zero, que es un dispositivo muy utilizado en hacking. En todos los casos los resultados fueron satisfactorios, funciona muy bien”, afirmó.
El ingeniero explicó que el objetivo principal no fue la innovación tecnológica, sino sumar una capa de protección adicional frente a un delito que crece en espacios públicos. “Hoy una persona podría subir a un colectivo con un dispositivo de cobro pequeño, acercarse a una billetera y realizar una transacción sin que el dueño se dé cuenta”, advirtió. “Con esta funda lo que hacés es agregar una capa más de seguridad, como cuando activás el doble factor de autenticación”.
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La elección de este dispositivo estuvo directamente vinculada a su costo. “Buscábamos tecnologías de bajo costo, accesibles para cualquiera. Estas fundas se consiguen en el mercado, no las desarrollamos nosotros”, remarcó. Según precisó, en el mercado local pueden encontrarse por alrededor de 2.000 pesos, mientras que compradas en cantidad su valor unitario baja considerablemente.

La iniciativa se llevó adelante principalmente dentro de la comunidad universitaria, aprovechando eventos académicos y congresos estudiantiles. “Las distribuimos en el contexto de congresos nacionales y competencias de ciberseguridad, donde participaron más de 700 estudiantes. Ahí también mostramos cómo funcionan y por qué son útiles”, señaló.
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Desde el grupo subrayan que la concientización es el eje central de todas sus acciones. “Esto no es solo tecnología. Es enseñar a la gente a cuidarse, a entender los riesgos y a incorporar hábitos de seguridad en la vida diaria”, sostuvo Gibellini. Y concluyó: “Si una solución es barata, funciona y ayuda a prevenir, creemos que vale la pena difundirla”.
