Carlos Tomada comparó trayectorias del PJ y el partido mexicano: «El PRI fue y el PJ todavía es»
 

Los partidos populares, como el Partido Justicialista (PJ) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tienen más en común de lo que parece: surgieron para integrar a amplias masas sociales y disputar el poder frente a estructuras oligárquicas. El exministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carlos Tomada, señaló en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) que «El PRI fue y el PJ todavía es«, destacando que ambos mantienen su carácter de movimientos hegemónicos, capaces de adaptarse a contextos cambiantes para conservar su influencia.
El político y abogado argentino Carlos Tomada, reconocido por su trayectoria en temas laborales y sindicales, es afiliado al Partido Justicialista (PJ) y tuvo un rol destacado durante la década del kirchnerismo. Se desempeñó como ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social durante los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Además, participó activamente en negociaciones con sindicatos y empresas.
El ministro de Trabajo en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández es una figura central para analizar el presente laboral y social en Argentina. Actualmente, en un contexto de debate sobre nuevas formas de trabajo, ¿qué expresa un sentimiento de extranjería respecto a la transformación acelerada que vive el mundo laboral, donde las decisiones y reformas muchas veces parecen desconectadas de las necesidades reales?
Esto no les gusta a los autoritarios
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Años atrás utilizaba el ejemplo de las caídas de los imperios, cómo a lo largo de la historia habían evolucionado, y hoy estamos viendo ese cambio a gran velocidad. Por más que uno haga esfuerzos por adaptarse y comprender, eso no quita que siga pensando, aspiracionalmente, que debemos volver a sociedades donde el trabajo sea el principal organizador y dador de sentido. Económicamente, creo que es la demanda agregada, pero siempre me pregunto: una sociedad sin trabajo, ¿cómo sería? Y creo que está muy lejos de eso, a pesar de todos los textos que se han escrito al respecto.
En Argentina, hoy el trabajo está lamentablemente en el centro del debate. No es como en otro tiempo, cuando formaba parte central de las políticas públicas en términos positivos, en términos de identidad. Los argentinos, creo yo, teníamos dos valores centrales, dadores de identidad: el trabajo y la escuela pública. Esta idea de que cada vez los departamentos se hacen más pequeños, porque la mayoría de las personas tiene como máximo una mascota, que son todos singles y que la tasa de natalidad comenzó a decrecer.
El 8% del empleo mundial corresponde a aplicaciones tipo Rappi, donde la persona está sola, trabaja sola, se comunica con una máquina, no está en contacto con otros, no hay un lugar, ni un espacio que los aglutine. Así, de esta manera, ¿no hay también, en el contexto del cambio de época, una valoración distinta de la familia?
Hoy se habla más de la compatibilización de la vida laboral con la vida personal. Por eso se están buscando soluciones que le permitan al hombre y a la mujer —porque también la incorporación de la mujer al trabajo es masiva, yo diría no solamente masiva, sino en mayor medida que la del hombre—. Usted creo que sabe que hoy, por lo pronto en Argentina y otras regiones, el tema de las mujeres en el trabajo no es un tema de minoría, sino de mayorías.
Yo sigo creyendo que el trabajo y lo colectivo están vinculados. El trabajo es una de las formas más importantes de socialización, y veo espantoso un mundo sin ese proceso de interacción humana. En realidad no lo voy a ver, con lo cual me quedo tranquilo, pero creo que, en ese sentido, no me gusta el mundo hacia el que vamos.
Ayer fue a la ceremonia del Día de los Muertos, que más que una ceremonia es una festividad, porque los mexicanos llevan a la práctica la idea de que, en la medida en que uno recuerde a los muertos. México es un país que, casualmente, pareciera ser un espejo en el cual podemos mirarnos. Primero tiene un presidente que continúa a otro presidente, ambos de centroizquierda, no de centroderecha, en un partido nuevo: Morena.
Aunque es un partido relativamente reciente, tiene un recorrido político definido: la persona que llega a la presidencia primero ocupó cargos como alcalde o gobernador del Distrito Federal, un desarrollo político similar al nuestro. Es un país con dificultades económicas significativas y presenta una tasa de informalidad laboral mucho mayor que la de Argentina.
¿Qué espejo produce al ver a México avanzar en una dirección y Argentina en la opuesta?
Entre las experiencias que traje, una es la sensación positiva y casi movilizadora de que se pueden hacer cambios reales. A pesar del desánimo previo con el macrismo argentino, México recupera la idea de que en democracia es posible transformar la sociedad, aunque sin esperar revoluciones inmediatas ni resultados fáciles, y muestra un proceso político complejo, con dificultades y una división social profunda — una grieta muy parecida a la que atraviesa Argentina — pero con la novedad de un partido político nuevo que pretende renovar el escenario político, buscando ser una opción distinta.
Además, la presidenta Claudia Sheinbaum representa un fenómeno político novedoso. Aunque su género suele destacarse en un país con una fuerte cultura machista, lo realmente relevante es que no proviene de la tradicional trayectoria del PRI, partido que marcó el siglo XX en México y hoy está en retirada, al igual que el PAN.
Sheinbaum es parte de Morena, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, pero más allá de eso, proviene de la izquierda universitaria y es académica. Durante su campaña, incluso pudo tomarse un trimestre sabático para presentar una tesis, mientras forma parte de un equipo de investigadores galardonado con el Premio Nobel.
El consultor político ecuatoriano Jaime Durán Barba decía que el peronismo iba a correr la misma suerte que el PRI, agotado. Hablábamos de ideas: el partido puede haber cumplido un ciclo, pero las ideas progresistas y conservadoras siguen vigentes. Tal vez el PRO cumplió su ciclo, pero las ideas de centro derecha y derecha están más vigentes que nunca en Argentina. Con su experiencia de Morena y del PRI, ¿cree que el peronismo también cumple un ciclo y que debe aparecer algo así como Morena, que represente los ideales adecuados al siglo XXI?
En mi rol de embajador y docente universitario, recién nombrado profesor consulto de la Universidad de Buenos Aires (UBA), he podido reflexionar sobre la comparación, diferencias y similitudes entre Morena y el proceso mexicano con el peronismo. En México también predominaba una visión fascista del peronismo, influenciada en parte por la inmigración española. Sin embargo, ahora se observa el fenómeno del peronismo con otro entusiasmo y curiosidad, reconociendo su impacto y significación en el contexto político mexicano actual.
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En principio, lo más sencillo sería comparar el peronismo con el PRI, partido al que muchos asocian cuando ambos estaban en su apogeo. El PRI fue, para decirlo rápidamente, y el peronismo sigue siendo, un movimiento con una fuerte presencia política y social. Una cuestión importante sobre el presente y futuro del peronismo, y sus ideas centrales, radica en que si esas ideas son soberanía política, independencia económica y justicia social, entonces deberán perdurar mucho.
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