Aseguran que Hitler sufría un trastorno sexual oculto: “Se habría condenado a la cámara de gas”


Un nuevo análisis genético realizado sobre una muestra de sangre atribuida a Adolf Hitler reveló que el dictador nazi habría padecido el síndrome de Kallmann, una condición hereditaria que impide el desarrollo normal de la pubertad y de los órganos sexuales. El hallazgo fue realizado por un equipo de investigadores británicos y forma parte del documental “El ADN de Hitler: El modelo de un dictador”.

La investigación, liderada por la genetista Turi King, reconocida por haber identificado los restos del Rey Ricardo III, fue posible gracias a un fragmento del sofá del Führerbunker, el búnker donde Hitler se suicidó en 1945. El trozo de tela, manchado con su sangre, fue conservado por el coronel estadounidense Roswell P. Rosengren, quien lo llevó a su país tras la caída del régimen nazi. Ochenta años más tarde, ese material permitió secuenciar el genoma completo del líder alemán.

Los resultados revelan una combinación de factores genéticos que podrían haber influido en su desarrollo físico y psicológico. Según el equipo, el síndrome de Kallmann habría afectado los niveles de testosterona y la maduración sexual de Hitler, algo que coincide con informes médicos de 1923 que indicaban que tenía un testículo no descendido. El estudio sugiere además una probabilidad de uno en diez de que haya padecido de un micropene, lo que, según los investigadores, podría haber influido en su relación con el poder y la sexualidad.

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“Si Hitler hubiera visto sus propios resultados genéticos, casi con toda seguridad se habría condenado a sí mismo a las cámaras de gas”, afirmó la profesora Turi King al diario The Times. A pesar de la polémica que generó el proyecto, la científica defendió su valor histórico y metodológico. “Queríamos asegurarnos de que se hiciera de una manera extremadamente metódica y rigurosa. Además, no hacerlo lo pondría en un pedestal”, señaló. Y aclaró: “La genética no puede justificar de ninguna manera lo que hizo”.

El trastorno genético de Hitler y su posible impacto en la vida del dictador

El síndrome de Kallmann se caracteriza por una alteración hormonal que impide la producción normal de testosterona y afecta el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Según los investigadores, esto habría dificultado a Hitler mantener relaciones sexuales y podría haber contribuido a su obsesión con la política y el control.

El historiador Alex J. Kay, de la Universidad de Potsdam (Alemania) y consultor del documental, señaló que este rasgo biológico “ayudaría a explicar la casi total dedicación de Hitler a la política, excluyendo cualquier tipo de vida privada”. En sus palabras, “otros jerarcas nazis tenían esposas e hijos; Hitler fue el único que no, y quizás solo bajo su mando el movimiento nazi pudo llegar al poder”.

El ADN de Adolf Hitler

Los resultados también desmienten una de las teorías más persistentes sobre la supuesta ascendencia judía del dictador. El estudio genético confirmó que Hitler tenía ascendencia puramente austro-alemana, descartando los rumores que sostenían que su abuelo paterno era judío. “Este mito fue usado incluso por líderes actuales para justificar discursos políticos, pero el ADN es claro: no hay ascendencia judía”, explicó King.

En cambio, el estudio reveló marcadores genéticos asociados a trastornos neuropsicológicos como la esquizofrenia, el autismo y el trastorno bipolar. Si bien los investigadores aclararon que no se trata de un diagnóstico, las puntuaciones poligénicas ubican a Hitler en el percentil superior de riesgo para esas condiciones.

Por su parte, el investigador Alex Tsompanidis, de la Universidad de Cambridge, sostuvo que “su biología no ayudó, pero no podemos aplicar un diagnóstico clínico. Solo podemos decir que algunos procesos cognitivos pudieron verse afectados”. Según el documental, rasgos como su paranoia, su pensamiento rígido y su capacidad para manipular podrían vincularse a estas alteraciones.

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El debate ético detrás del hallazgo

El estudio plantea un debate profundo sobre los límites del análisis genético aplicado a la historia. Los científicos aclararon que la genética puede ofrecer indicios, pero nunca justificar comportamientos. “El ADN no puede mostrar el mal. Es solo una pieza del rompecabezas que forma la identidad de una persona”, sostuvo King.

En este sentido, el psicólogo Simon Baron-Cohen, director del Centro de Investigación del Autismo de Cambridge y participante del documental, advirtió sobre el peligro de estigmatizar a las personas con diagnósticos similares. “Asociar la crueldad extrema de Hitler con estos trastornos conlleva el riesgo de estigmatizar a quienes los padecen. La mayoría no son violentos ni crueles; muchas son todo lo contrario”, remarcó.

La autenticidad del ADN fue confirmada tras una comparación con el cromosoma Y de un pariente directo de Hitler identificado en 2008 por el periodista belga Jean-Paul Mulders. El patrón genético coincidía de forma exacta, sin evidencia de contaminación, y el grado de degradación del material coincidía con el tiempo transcurrido desde 1945. “Podría haber tenido el genoma más aburrido del planeta, pero no lo tuvo”, concluyó King.





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