Alfredo Palacios y su pionera ley contra la «prostitución forzada»
Julia Bacchiega, investigadora en Historia, analizó el alcance de la pionera ley contra la “prostitución forzada” impulsada por Alfredo Palacios en septiembre de 1913. En Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), la docente explicó que la norma modificó el delito de corrupción de menores en el Código Penal, amplió las penas y permitió que cualquier ciudadano pudiera denunciar los casos de trata, aunque advirtió sobre las fuertes resistencias que enfrentó en la Justicia de la época.
Julia Bacchiega es profesora e investigadora en Historia. Dicta clases en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Investiga acerca de la historia social de la prostitución, la justicia y el crimen en Argentina a principios del siglo XX.
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Ayer fue el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres, Niñas y Niños, que creo que tiene una historia en la Argentina particular con Alfredo Palacios, las mujeres anarquistas y el diario La Voz de la Mujer, que demuestra la vanguardia que era la Argentina en muchos temas y nos permite referenciarnos en aquel pasado.
Yo trabajo sobre la historia social de la prostitución y mi trabajo doctoral fue sobre la Ley Palacios, que se sancionó el 23 de septiembre de 1913. Para poder entenderla, es necesario contextualizar qué supuso en un contexto de migraciones masivas de trabajadores y de trabajadoras hacia la Argentina. ¿Qué sucedía cuando había mujeres que llegaban solas?
En Argentina, a principios del siglo XX, la prostitución se encontraba reglamentada. Esto suponía que el Estado autorizaba el funcionamiento de prostíbulos. Las mujeres tenían que registrarse en la municipalidad, donde existían libros de registro de prostitutas. Después, posteriormente, también en las comisarías locales. También tenían que realizarse controles semanales médicos, bajo un sistema higienista, para prevenir el contagio de las enfermedades venéreas. Esto supuso una asociación entre el reglamentarismo y la trata de mujeres.
La trata de blancas se entendía en esa época a partir de narrativas muy espeluznantes de mujeres que llegaban desde Europa engañadas, siendo víctimas de redes internacionales de proxenetas. Y en 1912, el presidente de la Asociación Internacional de Trata Blancas llega al país pidiendo el compromiso de los gobernantes, y lo que encuentra es que, al año siguiente, cuando hay un congreso, ninguno se encuentra allí presente. Y lo que dijo fue que Argentina era el peor de los centros de corrupción de mujeres de todo el mundo.
Es así que Alfredo Palacios, que estaba ocupando su segundo mandato como diputado nacional, ya venía trabajando con una presentación previa de una ley, que servían como antecedentes parlamentarios. Es así que presenta un proyecto, y lo que propueso fue no el cuestionamiento del reglamentarismo, por eso no es una ley basada en el abolicionismo, sino solamente reprimir la prostitución forzada.
En el Parlamento encontramos que hay una caracterización que busca la represión de proxenetas internacionales sobre víctimas extranjeras, pero no el cuestionamiento del reglamentarismo.

No es que buscaba abolir la prostitución, sino lo que buscaba abolir era la trata, concretamente.
Exactamente. No buscaba abolir la prostitución, sino reprimir la trata. Entonces, en realidad, la Ley Palacios lo que hizo fue modificar el delito de corrupción de menores que se encontraba tipificado en el Código Penal y pasó a reprimir la corrupción de mujeres. Esto incorporaba a las mujeres mayores de edad como víctimas del delito. También incorpora el consentimiento, cuando hubiera sido logrado a partir de engaños, amplia considerablemente las penas, hasta un máximo de 15 años, e incorpora también la figura de las mujeres, de las madamas, que eran las dueñas de los prostíbulos, cuando aceptaban a chicas menores de edad.
Las chicas, hasta ese momento, podían anotarse a partir de los 18 años. La ley va a suponer que la edad de ingreso, a partir de ese momento, va a ser desde los 22. Algo que también fue muy importante es que, a partir de la ley, cualquier persona del pueblo podía denunciar el delito. Previamente eran delitos de iniciativa privada solamente.
Lo que se conoce menos es que este delito pasa a estar tipificado dentro de los delitos contra la honestidad. Por lo tanto, no se va a buscar castigar los delitos contra la edad físico de la víctima, sino contra su honestidad. Y a esto nos referimos sobre su virginidad, lo que va a generar muchos problemas posteriormente para su aplicación.
¿Entonces, el delito contra la honestidad sería que perdiera la virginidad?
Claro. Está dentro de estos delitos que eran otros también, como el rapto, por ejemplo. Mi investigación se orientó a intentar entender cómo se aplicó la Ley Palacios en nuestro país, particularmente en la Capital y en la provincia de Buenos Aires. Trabajé a partir de la exploración de un montón de archivos muy diversos, sobre todo con expedientes judiciales.
Formo parte de la rama de investigación que es sobre historia social. Entonces nosotros nos preguntamos cómo vivían las personas en el pasado y qué significaba la prostitución para ellos. Lo que encontré fue algo que me sorprendió muchísimo, porque el abanico de los casos que se desplegó fue sumamente heterogéneo, que excedía ampliamente estas ideas de proxenetas internacionales o de grandes redes organizadas.
Según lo plantea la historiadora Natalie Zemon Davis, había muchas chicas que moldeaban sus propias vidas de una manera bastante insólita e impredecible, porque, así como encontré casos muy duros de explotación sexual, quiero referir a que la mayoría de las personas eran de nacionalidad argentina.
También encontré otros casos que llaman poderosamente la atención porque buscaban la forma de mejorar y de salir de situaciones de pobreza bastante extrema, tratando de ingresar a los prostíbulos. Entonces existía en ese momento la posibilidad de transformar sus vidas para las propias jóvenes a partir de esta alternativa.
Confirmaron que los cuerpos pertenecen a las tres chicas desaparecidas e investigan la pista narco
¿La ley fue popular o impopular? Porque, por ejemplo, a estas personas que vos estás contando, que parecerían políticamente incorrectas, les empeoró la vida.
No, no sé si empeoró la vida. En realidad, lo que es interesante es ver cómo fue usada esa normativa. Si nosotros nos referimos a los efectos legales de la norma, quizás no fueron demasiado contundentes, porque hubo pocas condenas, básicamente porque había una lógica por parte de los jueces muy marcada, todos varones. Muchos de ellos consideraban era muy difícil condenar a algún acusado por el delito de corrupción cuando creían que no era posible corromper a una chica que ya estaba corrompida. Entonces, muchas veces los resultados de los casos terminan con el sobreseimiento o la absolución.
La historia de la Ley del Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres, Niñas y Niños, proclamada por Palacios, nos ayuda a entender cómo la historia es una luz que solo vemos en un instante y nunca más podemos volver a ver con los ojos de ese momento. Siempre lo vamos a mirar con los ojos de hoy. Lo que nos parecía una avanzada en el caso de un diputado socialista tan vanguardista, no es que prohibía la prostitución, sino lo que me prohibía era la trata. Hoy parecería inaceptable aceptar la prostitución.
Más allá de contribuir al tema de la trata, vale decir que desde el viernes se buscan tres chicas en La Matanza que desaparecieron en un contexto que parecía de explotación sexual y, desgraciadamente, aparecieron muertas. La trata sigue siendo un problema hoy, a pesar de que ya pasaron más de 120 años desde que la Argentina fue vanguardia en una ley en contra de ella.
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