Abel Pintos: “Componer se parece a un brote emocional”


No es de los que se hacen esperar. A las nueve y media de la mañana es él quien espera sentado y dispuesto a la charla en una oficina de su productora. Lleva chomba, jeans y un rosario al cuello. Habla pausado. Nada en sus formas irradia el estrellato de sus números: 15 discos, 18 premios Gardel incluyendo 3 de Oro (logro que sólo comparte con Charly García), 31 teatros Ópera, dos Vélez, dos River, un Estadio Único de La Plata y 34 Luna Park junto a Luciano Pereyra, un récord absoluto para la música nacional.

Por estos días celebra un aniversario redondo con el tour “Abel 30 años”, que recorrerá varias provincias y el 6 de diciembre recalará en la porteña Ciudad Universitaria. Mientras esperan, sus fans agotan en la preventa (ABEL.ART) un libro de colección con los hitos de su carrera, editado por Perfil.

NOTICIAS: Treinta años de carrera y 41 de edad. ¿Te acordás de cómo era la vida antes?

Abel Pintos: Sí. Tengo buenos recuerdos de mi infancia; de muchas ciudades porque a mis padres por sus trabajos los trasladaban mucho y recuerdo haberme criado en distintos lugares hasta que nos afincamos en Ingeniero White, cerca de Bahía Blanca. Y ahí es cuando comenzó mi conexión con la música. A los 9 años empecé a cantar en un coro como una actividad extraescolar porque mis padres y mis hermanos, 8 y 11 años mayores que yo, estaban ocupados todo el día. Era un coro gratuito en el centro de Bahía Blanca. Iba dos veces por semana, cuatro horas de ensayo. Y un poco jugando fui aprendiendo la responsabilidad del canto y lo colaborativo. Experimenté viajar por la música, no por mudanzas, y todo eso me fue enamorando de a poco hasta un concierto en particular en que me dieron un papel solista y tuve que pasar al frente. Ese día, cuando canté con mis compañeros a mis espaldas y me encontré con el público de frente, supe que quería eso. Así que a los 11 años empecé a pensar cómo hacer mis propios conciertos. No tenía un grupo musical, no tenía canciones, no sabía tocar la guitarra. Yo solo cantaba. Cuando le conté a mis padres que quería ser cantante, me dijeron que me iban a apoyar y cuidar todo lo que pudieran, pero que de recursos y de tiempo no podían darme nada. Entendí rápidamente que iba a tener que gestionarme solo. Y como me enseñaron que la escuela es nuestra segunda casa, entonces dije: si en mi casa no me pueden dar este apoyo, tal vez en la escuela sí. Hablé con la directora y le dije que le proponía ser el representante de mi curso en los actos patrios y que lo único que pedía a cambio era que además de cantar la canción patria de turno me dejara cantar algunas canciones mías. Mi hermano Ariel me acompañaba en la guitarra y así empezó el boca a boca. Radios, festivales. No paré nunca más.

El niño cantor. No eran tiempos de redes sociales para llegar a los oídos de productores, pero una visita a Ingeniero White de Raúl Lavié le abrió camino a su primer disco. El cantante de tangos se fue con un demo de Abel que, a sus trece años, grabaría “Para cantar he nacido”, producido por León Gieco.

NOTICIAS: ¿Volvés a tus primeras grabaciones de chico? ¿Qué sentís cuando ahora escuchas ese primer álbum?  

Pintos: Sí que lo escucho. Y también escucho mi primer casette. Porque son álbumes que me gustan. Aunque me cuesta un poco encontrarme en ese cantante. Musicalmente no sé si me agrada tanto el niño cantante. 

NOTICIAS: ¿Qué sueños tenía ese chico? ¿Querías ser famoso?

Pintos: Quería ser famoso porque veía que ellos podían cantar todo el día. Como los chicos a los que les gusta el fútbol y quieren jugar todo el día. Yo quería cantar el día entero. Y literalmente lo hacía. Lo que me propuse a los once años fue vivir para cantar. Y si además podía vivir de cantar, fantástico. Pero no viví de cantar hasta el 2005. Pasaron muchos años. Fue cuando se editó “Sentidos”, mi primer disco como cantor y compositor. Antes vivía de otras cosas y hacía conciertos. Recién pude empezar a vivir de la música diez años después de empezar a cantar.

NOTICIAS: Ese punto de inflexión en tu carrera ocurrió cuando sacaste lo más íntimo y te pusiste a escribir. ¿Antes de eso te costaba exponerte?

Pintos: No, porque fue inesperado. Y no lo busqué. Yo baso mi carrera en mi admiración por Mercedes Sosa, que hizo una carrera como intérprete, y yo pensaba que iba a hacer lo mismo. Nunca pensé en escribir canciones. No me interesé en aprender cómo se hacía. Pero un día me vino como una información y empecé a escribir una letra mientras iba cantando la música y a los pocos minutos tenía mi primera canción que fue “Sueño dorado”. Y cuando tomé conciencia de lo que había pasado, se ve que cayó una ficha, algo se abrió en mí y en un mes escribí una cantidad de canciones. Estaba justo preparando un álbum que iba a ser de repertorio de otros autores, pero terminó siendo un disco mío. Desde que escribí mi primera canción hasta el primer álbum completo mío pasaron dos meses. Y a los cuatro meses estaba cantándolas en un escenario.

NOTICIAS: ¿Cómo es ahora tu proceso de composición? ¿Surge primero la letra?

Pintos: Cuando escribo solo, normalmente es letra y música prácticamente al mismo tiempo. De inmediato lo que suele suceder es que la canción pasa a mi hermano Ariel, que tiene un gran talento para limarle los bordes a la música. Y desde el 2014 empecé a experimentar el componer con otros autores. Se llaman camps compositivos. Pero lo más usual es que sea con Ariel.

NOTICIAS: ¿Sos de los que creen en esperar la inspiración o que te sorprenda trabajando?

Pintos: Cuando me voy a sentar a escribir con otros compositores, sí es más en plan profesional y suele suceder de cara al armado de un disco. Pero, en general, se parece a un brote emocional. No es que cuando tengo un rato libre en mi casa me pongo a escribir una canción. Me pasa que estoy haciendo algo cotidiano y de repente empiezo a tener una seguidilla de sensaciones mentales y emocionales y se terminan convirtiendo en algo físico. Como si supiera que voy a empezar a llorar o a reírme a carcajadas. Y cuando advierto eso, dejo de hacer lo que estoy haciendo y me aparto. Y empiezo a cantar. Y ahí sale letra y música.

NOTICIAS: ¿Es cierto que la composición fluye más desde el dolor que desde la alegría? 

Pintos: Eso tiene cierta lógica porque cuando uno en la vida está en un pasaje de mucha alegría no se toma el tiempo de ir a ver por qué sucede; no se pregunta, disfruta. En cambio, en un momento más complejo, más triste o doloroso sí quiere ir a ver dónde está la cuestión para tratar de disolverla. Igual no es mi caso, yo me interpelo en ambas situaciones. Me gusta saber de dónde viene todo. Y también en épocas de mucha alegría escribo sobre pasajes dolorosos. Porque desde la paz que provoca puedo abordar cuestiones que dejé para cuando estuviera más fuerte. Creo que desde el dolor uno puede explicar más cantidad de cosas. Tendemos a sujetar la felicidad a lo inexplicable, al milagro, a Dios, a la suerte; y los dolores a nosotros, son culpa nuestra o de otros.

NOTICIAS: El trabajo con que celebrás estos 30 años, “Gracias a la vida”, es de sólo siete canciones que no son tuyas. ¿Cómo las elegiste?

Pintos: No quise hacer un disco de repasos, porque no estoy para repasos, sino recién para arrancar de nuevo. Y pensé en volver a los orígenes de mi carrera, que fue como intérprete. El público me hace saber de distintas maneras cómo mis canciones los acompañaron en circunstancias muy personales. Y nunca deja de llamarme la atención hasta dónde una canción llega y trabaja en nosotros. Así que esta vez elegí un repertorio para contarle al público cuáles fueron las canciones que a mí me dieron  fortalezas o me regocijaron especialmente en los últimos veinte años.

NOTICIAS: Naciste en el folclore, pero sos pura fusión: urbano, pop, sinfónico. ¿La industria es permeable a eso?

Pintos: Hace 25 años había un poco de resistencia, todavía había que ser de Los redonditos o Soda Stereo. Pero lo que mencionás es la amplificación de cómo me educó musicalmente, sin saberlo, Mercedes Sosa, que fue precursora en mezclar géneros y generaciones; porque fue a buscar a los jóvenes del rock.

NOTICIAS: ¿Y a vos cuál de las fusiones que hiciste te resultó más provocadora?

Pintos: En el 2001 grabé “Himno a mi corazón”, de los Abuelos de la Nada. Y la invité a Mercedes y al cantante de Animal, Andrés Giménez, que eran mis dos ídolos. En aquel momento, en cuanto a géneros, era bastante incorrecto políticamente. Pero la verdad es que nunca pensé en romper modelos. Lo hago porque eso es natural en mí.

NOTICIAS: Hablás de tus ídolos, ¿cómo es sentirse ídolo de mucha gente?

Pintos: Me cuesta pensarme como ídolo. Cuando me saludan en la calle o me van a esperar a un hotel y tengo contacto fuera del escenario, siento que es gente que encuentra algo suyo en mí. A mí también me pasa eso con otros seres.  

NOTICIAS: Tu carrera está muy asociada a las acciones solidarias. ¿Cómo las canalizás?

Pintos: Cuando creé mi productora Plan Divino, pensamos con mis socios en desarrollar mi carrera musical junto con mis otros universos, las cosas en las que creo.  La Matera, un campo en el que producimos nueces pecan, tiene una agenda pública de capacitaciones abierta a la comunidad y aspira a generar oficios y fuentes de trabajo. “Alta en el cielo” (N. de la R: su álbum de canciones patrias) tendrá sus regalías ad eternum para los hospitales Clínicas, Roffo y Lanari, porque esos himnos pertenecen a todos los argentinos. Generamos una alianza estratégica: Sony Music y Sadaic nos ayudaron a encauzar el proceso, la AFA nos ayudó poniendo el himno en todos sus eventos y la UBA, a derivar ese dinero a los hospitales que dependen de la Facultad de Medicina. También hace dos años empezamos a colaborar con el hospital Gutiérrez. Donamos tres funciones del Luna Park del año pasado; este año, lo recaudado en el programa de Guido Kaczka y vamos a hacer una gala en el Palacio de la Libertad, también para el Gutiérrez. Y lo mismo con otras instituciones. Pero nos queda un larguísimo camino. No hacemos la recolección de plata para entregarla y que te vaya bien. Hay que generar la atención del público para que puedan involucrarse y resulte sostenible.  

NOTICIAS: ¿Qué es lo más emocionante que te regaló la música en estos treinta años?

Pintos: Probablemente la capacidad de construirme, porque el adulto que soy no tiene nada que ver con el niño que fui. Por tanto, nada de lo que hoy me constituye y lo que vivo a diario podía vislumbrarlo entonces. Me ilusiona saber que tengo en mis manos una herramienta muy poderosa para la búsqueda de lo que uno desea construir desde su metro cuadrado de ser humano. 

Galería de imágenes


En esta Nota





Source link

Compartir