Fátima Florez reveló: “En la adolescencia sufrí anorexia y llegué a pesar 40 kilos”
En una conversación íntima con Héctor Maugeri para +CARAS, Fátima Florez abrió un capítulo doloroso de su historia que pocos conocían. «En la adolescencia sufrí anorexia y llegué a pesar 40 kilos», confesó con una franqueza que conmovió a todos. Explicó que esa etapa coincidió con un momento de enorme presión personal: quería seguir una carrera artística, pero no sabía si las cosas iban a salir como soñaba. «La adolescencia es un momento tan difícil para los chicos…», reflexionó. Aun así, destacó que, con el tiempo y gracias a la ayuda adecuada, logró superar ese desafío que marcó su juventud.
Mientras recorría aquel período, Fátima recordó que desde muy pequeña se sintió distinta. Habló de su timidez en la escuela, de la sensación de no encajar y de cómo el teatro se transformó en su primer salvavidas emocional. «De chica era muy tímida… me faltaba pertenecer», contó. Fue a los 14 años, cuando comenzó a estudiar teatro y danza, que algo empezó a ordenarse dentro suyo. «El escenario es mi lugar, mi contención, mi casa. Me hace sentir fuerte y feliz», aseguró, dando a entender que el arte fue más que una vocación: fue un sostén que la ayudó a reconstruirse.
Fátima Florez y su reconstrucción emocional: «El escenario me abrazó cuando yo no podía hacerlo»
A medida que profundizaba en su relato, Fátima Florez explicó que la anorexia no fue un hecho aislado, sino parte de un contexto interno más amplio. «Yo siempre fui distinta a todos en mi familia… soy un bicho raro», dijo, con ese humor que siempre asoma aun en los temas sensibles. Sus padres se separaron cuando ella tenía nueve años, y ese episodio también la atravesó. «Es fuerte que la familia se desarme… hasta me daba vergüenza contarlo en el colegio», recordó. Todas esas vivencias fueron moldeando una sensibilidad que, años más tarde, encontraría en el escenario un espacio de cicatrización.
La actriz contó que el vínculo con sus personajes también la ayudó a crecer. “A mis personajes los quiero… les deseo lo mejor”, dijo, casi enternecida. Describió cómo analiza la psicología de cada figura, cómo se despoja de sí misma para habitar otra vida, y cómo ese proceso le permitió construir una fortaleza que antes no tenía. “Veo en mis personajes mi inocencia y las ganas. No perdí esa pasión del primer día”, afirmó. Esa llama interna, dijo, fue clave para no perderse a sí misma en los momentos más oscuros.
La resiliencia de Fátima Florez: «Gracias a Dios lo fui superando»
Ya en un tono más reflexivo, Fátima destacó que su recuperación fue un camino largo, íntimo y muchas veces solitario. No lo romantiza, pero sí reconoce el aprendizaje. «De todo lo que me pasó… gracias a Dios lo fui superando», expresó con gratitud. También señaló que su fe fue esencial para reconstruirse: «Creo absolutamente en Dios, rezo muchísimo… me siento cada vez más abrazada por Él«. Su espiritualidad, lejos de ser un detalle, fue el sostén emocional que la acompañó mientras recuperaba su relación con su cuerpo y su carrera.
Hoy, mirando hacia atrás, Fátima Florez se reconoce como una mujer fuerte, resiliente y luminosa. Asegura que esa adolescencia frágil quedó atrás, pero no la niega: la honra como parte de su historia. Por eso, reivindica cada paso que dio, cada escenario que pisó y cada personaje que creó. “El que se la cree está perdidísimo”, dijo en +CARAS entre risas y lágrimas, y cerró: «Yo sigo con la misma pasión del primer día, con esa mariposa en el estómago».
